Mystère des iles
Tipo de material: TextoIdioma: francés Detalles de publicación: Ginebra ; Editions Famot ; 1978Descripción: 244 pTema(s): Resumen: Desde los albores de los tiempos, las islas han fascinado a los hombres al simbolizar los profundos deseos de sueños y evasión, felicidad, libertad y renovación enterrados en lo más profundo de nosotros. Islas fantasmas, que un día aparecieron y nunca se encontraron, islas sangrientas, islas de tesoros, resplandecientes de sol y luz, refugios desolados donde los náufragos esperaban, a menudo en vano, una liberación improbable. Todos tienen sus misterios. Tristán da Cunha es una isla perdida en el Atlántico Sur, entre el Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza. A 1.320 millas de Santa Elena. Entre el rugido de las olas rompiendo contra las rocas y los gritos de miles de aves marinas, las focas rondan estos siniestros paisajes, donde los pedregales de lava negra ambientan el escenario. En 1871, los hermanos Stoltenhoff decidieron establecerse en esta inhóspita isla. Después de dos años de angustia y horror, el barco inglés Challenger llegó para sacarlos del infierno. Alexander Selkirk pasó cuatro años en una isla. No conocía ni el hambre ni la sed e inspiró a Daniel Defoe a crear su Robinson Crusoe.Tipo de ítem | Biblioteca actual | Signatura topográfica | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Monografías | Biblioteca Central | JB 0615 1978 (Navegar estantería(Abre debajo)) | Disponible | 15087 |
Desde los albores de los tiempos, las islas han fascinado a los hombres al simbolizar los profundos deseos de sueños y evasión, felicidad, libertad y renovación enterrados en lo más profundo de nosotros. Islas fantasmas, que un día aparecieron y nunca se encontraron, islas sangrientas, islas de tesoros, resplandecientes de sol y luz, refugios desolados donde los náufragos esperaban, a menudo en vano, una liberación improbable. Todos tienen sus misterios. Tristán da Cunha es una isla perdida en el Atlántico Sur, entre el Cabo de Hornos y el Cabo de Buena Esperanza. A 1.320 millas de Santa Elena. Entre el rugido de las olas rompiendo contra las rocas y los gritos de miles de aves marinas, las focas rondan estos siniestros paisajes, donde los pedregales de lava negra ambientan el escenario. En 1871, los hermanos Stoltenhoff decidieron establecerse en esta inhóspita isla. Después de dos años de angustia y horror, el barco inglés Challenger llegó para sacarlos del infierno. Alexander Selkirk pasó cuatro años en una isla. No conocía ni el hambre ni la sed e inspiró a Daniel Defoe a crear su Robinson Crusoe.